Prefacio del Domingo II de Cuaresma



La Cuaresma puede ser una buena ocasión para profundizar y orar sobre algunos textos propios de este tiempo litúrgico. Para ello, dos buenos amigos nos hemos dado la mano (Corazón Eucarístico de Jesús y El ciento por uno) para elaborar una serie de entradas para aquellas personas que quieran conocer y orar con los textos de los prefacios de los domingos de Cuaresma. El prefacio del Domingo II de Cuaresma lleva por título "La Transfiguración del Señor" y guarda estrecha relación con el evangelio proclamado: Ciclo A (Mt 17,1-9), Ciclo B (Mc 9,2-10), Ciclo C (Lc 9,28-36).

LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.

Que, después de anunciar
su muerte a los discípulos,
les mostró en el monte santo
el resplandor de su luz,
para testimoniar,
de acuerdo con la ley y los profetas,
que, por la pasión,
se llega a la gloria de la resurrección.


Por eso,
con las virtudes del cielo,
te aclamamos continuamente en la tierra
alabando tu gloria sin cesar:

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo...

[Cristo]“Que, después de anunciar su muerte a los discípulos”. La Santa Transfiguración, contemplada en Cuaresma (distinta de su fiesta el 6 de agosto), considera este momento santo como una señal para los discípulos aterrorizados por la idea de la muerte de Jesús, confirmándolos en la fe y señalándoles la meta última.

“Les mostró en el monte santo el resplandor de su luz”. La luz, su gloria, es la transfiguración, Él mismo anticipando algo de lo que será la gloria de la Resurrección, descubriendo su divinidad bajo los velos de su carne humana. Esto fortalece y consuela, señala cuál es el Misterio pascual en su totalidad salvadora.

“Para testimoniar, de acuerdo con la ley y los profetas”. La ley y los profetas, las Escrituras enteras, anunciaban la muerte y la vida del Siervo de Dios que cargando con el pecado lo destruía. Resumidos en Moisés y Elías, todo apunta a que está llegando el cumplimiento de lo anunciado.

“por la pasión se llega a la gloria de la resurrección”. Robustece a la Iglesia que peregrina entre las persecuciones del mundo y los consuelos de Dios, saber que la resurrección es real, que está ahí, que es la promesa, y para alcanzarla hay que pasar por la pasión. Ésta queda así iluminada definitivamente. Se nos muestra la gloria del Resucitado. ¡Deseemos llegar a ella!

Como recurso también compartimos el vídeo con el audio y la partitura del Prefacio del II domingo de Cuaresma.



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